martes, 15 de abril de 2014

Cafuné.



Me inclino hacía él porque el brazo de su tasa tiene continuación en mis costillas, podría ser la alfombra por la que camina y el tacto que se resbala de su pies.  Al juntar las pestañas el cielo es un espiral y al abrirlas una flor recóndita;  si la cenestesia pasara de mí y al levantar los ojos cada luna no me encontrara con la mirada cansada,  mi saliva sería tan ácida como la suya al rozar mi nuca. Sus dientes tienen continuación en mi garganta que se deshace al sentir el vaho de su pulmón; la piel se divide, está en su aliento y en mi nariz.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

11:11

Mientras miraba por la ventana con su cuerpo horizontal, pasó el minuto en que conjuró su nombre y esperó hasta que la piel le picó para generar la oscilación del lóbulo que le permitiera olvidar la sensación de las pestañas contra su piel. Quizá si el cielo se condensara hiciera juego con él y la noche no se acabara tan rápido. 


viernes, 7 de junio de 2013

Ana.


Mi querida, 
 
Sin ti no encuentro sentido a tener dos pocillos, pero como no me rige el sentido, los lleno un poco más de la mitad para no ser pesimista. Con los platos ni hablar, utilizo los de té porque nunca los tocaste y me produce un morbo bastante lastimero vivir de las cosas que nunca determinaste. Ya no leo como solía y pienso que solo soportaba el café para ti, no por ti. Confieso que la lejía la robaba de la lavandería de tu papá y nunca encontré las tapas de todos tus labiales.

Se me secaron los acrílicos y como es verdad también es un eufemismo de mi frigidez, la que ya no me deja pintar. Pienso en qué tanto te dolió morir y por qué ya no vivo con ardor. Aveces escucho el sonido de un maúllo o un llanto de bebé y recuerdo tu asociación con no sé qué síndrome. Todavía no puedo unir las palabras como tú siempre esperaste porque el calor me quita las ideas. Cariño, aveces siento que se me sale el alma, y te digo ¡que sensación más extraña y rara!, quizá así te sentías..
Aveces siento que no estoy respirando e hiperventilo apropósito porque no me quiero morir aún. Ahora odio el dado de veinte caras, son las cosas que dejaste. 

(me convertí en un revoltijo de cacofonías mal utilizadas).


Las buena noticia es que ya no me duele nada y te extraño menos.
Te extraño menos que ayer.
Te extraño mucho menos y no me duele nada.
Que bien me siento ahora, querida mía.


viernes, 1 de marzo de 2013

El evangelio de Sri Ramakrishna

How shall I open my heart, oh friend?
It is forbidden for me to speak.
I am about to die, for lack of a kindred soul
To understand my misery.

Simply by looking in his eyes,
I find the beloved of my heart;
But rare is such a soul, who swims in ecstatic bliss
On the high tide of heavenly love.


domingo, 3 de febrero de 2013

C I R C U L A R

Cuando el café no está caliente en las mañanas me faltan los lugares en las manos que antes de ti tenía llenos y me recuerda la tetera de porcelana que nunca usamos porque el café siempre  pasaba de la jarra al vaso y que siempre era caliente como los días de verano que venían con sudor pegado al deseo de acercarnos a la nevera con stickers de películas para refrescarnos porque el cansancio no era físico si no espiritual y si lo pienso mucho se congelaría más el café que dejo enfriar para pensarte con la excusa de la falta de gas o de las ganas de tomar café caliente porque no hay jarra  ni con quien disfrutarlo y  entonces te divides y te tengo en mi cabeza y en el café que ya se congeló por vivir pensándote.
 
 El arjé está de más si el tacto es el inicio,  amarte es apriori porque sabía que así terminaría. Es un hexágono vicioso porque  no tienen radio y tú eres la única música que necesito. Es inmoral no querer verte después de perderme porque los excesos de tu cuerpo son exquisitos. Se me duermen las pestañas y mis dedos se amarran, que yo uso la misma máxima pero la crítica no se aplica.