viernes, 28 de septiembre de 2012

Metempsicosis.

Yo tenía su alma y el tenía la mía, llegamos a esa conclusión mientras él se desvanecía y yo lo veía como ausente mientras mi cerebro intentaba procesar la metempsicosis de la que fuimos víctimas. Para amar como nosotros lo hicimos era la única explicación que teníamos.

Él se calló mientras se iba y sé que pensaba en los estigmas de amplexaciones que teníamos en la piel, cuándo nos creíamos tiempo y la luna no llegaba cada día. El me decía Hero y se llamaba a sí mismo Leandro, como en el mito siempre vendría a mí.

Cuándo me miró así recordé los eximios sucesivos que eran nuestros días, teníamos deberes, pero ya no parecían obligaciones. Teníamos días libres que eran envidias de vates.
Cuándo me miró así no pudimos  amarnos más, porque ya nos amábamos con la carne, con el alma, su alma. Cuándo me miró así yo también me empecé a desvanecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario